crónicas flamencas en la prensa de siglos pasados

crónicas flamencas en la prensa de siglos pasados

domingo, 31 de julio de 2011

Opinión (1)

Siempre he pensado que el músico no nace, sino que se hace, 'la habilidad musical no es un talento innato, sino una destreza' (Shinichi Suzuki, 1898-1998). El sabio pedagogo japonés así lo afirmaba, sin embargo en el ámbito del flamenco está muy extendida la idea de que el 'pellizco' no se aprende, se lleva en la sangre. Aquí nos la pasamos invocando razas y castas, indescifrables en el paraíso del mestizaje que fueron y son las Españas.
Opino que desde que el oído se desarrolla en el vientre de nuestra madre comienza la experiencia sonora que tiene en la música su máximo exponente. Si te crías en un ambiente sonoro en 3x4 es que estás en Viena (o en Cais), en cambio si es 6x8 es que has nacido en algún lugar de la costa occidental africana, si es 2x4 estarás seguramente cerca de La Habana, si el tono es mayor o menor andarás por Occidente, si es modal por oriente. Si es flamenco en tonalidad y compás debes andar entre Cais y los Jereles, caminito de Serba la Bari, Ronda y el Perchel.
El hecho de nacer y criarse en un lugar flamenco propicia que seas buen intérprete incluso creador de repertorio (¡ole El Chozas en la foto!), pero no porque tu familia provenga de casta de faraones, sino porque entre los descendientes de los mestizos andaluces se escucha buen cante y se percibe el compás desde el vientre materno. Aun así solo un pequeña parte de estos adquiere la destreza que el género flamenco precisa para su ejecución, sea al cante, la guitarra o el baile. Desde hace unas décadas se viene designando como flamencos a personas que como intérpretes, desde un punto de vista musical, dejan mucho que desear. Esto da acceso a cualquiera a entonar una soleá por joniwolker destrozando el cante. Algunos suben a escenarios y berrean un ratito, maltratan una guitarra o el suelo de un tablao. En la música académica sólo si tocas violín la gente te escucha, sin embargo por muy 'puro' que seas si desafinas pa tosus te mandan callar. He escuchado oles sorprendentes aprobando momentos de ruina musical, voz en grito y semitonao, que es la expresión flamenca para decir desafinado.
Otro día hablaré de las ya imprescindibles botellitas de agua, sorbito entre tercios incluido. Saludos y anímense a comentar.

3 comentarios:

  1. Saludos Faustino, es este un buen tema para opinar y me atrevo a hacerlo:
    Estoy de acuerdo con usted en algunos puntos y en desacuerdo con otros. Coincido en que cada cual lleva dentro la música con la que ha nacido y crecido, como si se tratara de su lengua materna. La disparidad con su opinión está en que el músico, el artista, yo pienso que nace. El buen músico, el creador, el genial, el que es capaz a través de su expresión artística de llegar al mayor número de personas nace, pero también se hace. Aprende técnica, se prepara, asimila de otros y finalmente encuentra su propio estilo. Creo que este tipo de artistas no es muy común, de vez en cuando surgen algunos y el flamenco da un vuelco. También pienso que a veces para que ocurra esto, sobre todo en el flamenco, no es necesaria ni siquiera una técnica perfecta. Tenemos ejemplos de geniales artistas como Lola Flores que todo lo llenaba con su fuerza y su energía. Su temperamento, como a ella le gustaba decir. ¿Tenía técnica? Seguro que sí. Pero se hizo famoso aquel titular de un periódico neoyorkino: “Ni canta, ni baila, pero no se la pierdan”. ¿Eso es “pellizco”, talento natural o estilo? ¿O es todo lo mismo?
    Otra duda sería la de intentar aprender o entender flamenco, llevarlo a la universidad, institucionalizarlo. Puede ocurrir como pasó a principio de siglo con la pintura que se llevó a las academias, pero resultó que el arte es sobre todo libre, y los pintores se rebelan contra esa institucionalización surgiendo así los “ismos” cubismo, fauvismo, impresionismo…
    ¿Podría ocurrir esto con el flamenco?

    Pues a ver si alguien me saca de dudas. Un saludo.

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  2. Hola Antonia, antes de nada gracias por opinar. Empiezo por el final. No solo podría sino que ya ocurre, gasedianos, farruqueros y amayistas llenan los teatros. Mida sino la distancia entre Galván y Barón, por citar dos de mis favoritos.
    En tres años de vida un genio se hace, las condiciones de su entorno deberán ser las imprescindibles para favorecer su crecimiento como tal. Mozart, como Camarón, nació en el momento exacto en el lugar y entorno exactos. En los tres primeros años de vida (según el sicoanálisis los cruciales en la forja de la personalidad) si se dan las condiciones idóneas se modelará un nuevo genio.
    Seguramente venga escrita en los genes la predisposición a la música, como a ser cirujano o bombero, pero lo que quiero decir es que se exagera mucho, se otorga demasiada importancia a los genes cuando, y estoy de acuerdo con Suzuki, la música es una destreza. El genio se forjará entre el yo y sus circunstancias. Opino que la fuerza y la energía que uno pone cuando hace arte la experimenta y afina desde pequeño, generalmente por la cuenta que le trae. Saber afinar es otra destreza. Aunque curar o apagar fuego nunca llegue a parecerse al fenómeno de emocionar combinando los sonidos con el tiempo, haciendo música o bailándola. Saludos

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  3. Gracias por su respuesta, Faustino. No tenía ni idea que ya estuviera ocurriendo estas divergencias en el flamenco. He buscado en Youtube estas corrientes y encontré clara diferencia entre Israel Galván y Javier Barón. Esto es necesario que ocurra para que el flamenco se mantenga vivo, y me alegro.
    En el tema del talento, es cierto que se tienen que dar las condiciones idóneas para que surja el genio, la dificultad está en definir esas condiciones. Pero si fuera así, los hermanos de Camarón serían igual que él, ya que vivieron parecidas circunstancias. Yo de momento, sigo pensando que la genética predispone un poco, a pesar de lo que diga el Sr. Suzuki.
    Pues gracias de nuevo por su aclaración y un cordial saludo.

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