crónicas flamencas en la prensa de siglos pasados

crónicas flamencas en la prensa de siglos pasados

miércoles, 30 de octubre de 2013

El Barbero Cascarillas, agosto 1247 - noviembre 1248

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Manuel Bohórquez apuntó en aquel revelador artículo sobre El Planeta dedicado a Antonio Barberán una noticia publicada en La Iberia de 1856. Se refiere a un librito escrito por un tal Joselito Pantoja acerca de las costumbres de los barberos de Andalucía. Además de la referencia al tío Planeta* en el librito se cuenta la leyenda (o realidad) de Cascarillas, el barbero que en tiempos del cerco a Sevilla por Fernando III el Santo entretuvo a la cristiana tropa animando el asedio a la musulmana Isbilya.

La Iberia 30/5/1856


La letra mencionada figura en una lápida que se encontraba en la Puerta de Jerez de la capital andaluza. Según el redactor se le borraron los versos que más nos gustan, los dos últimos. La lápida fue renovada por Felipe IV y en ella podemos leer 'Hércules me edificó, Julio César me cercó de muros y torres altas, el Rey Santo me ganó con Garci Pérez de Vargas. Reinando don Felipe IV N.S. muy poderoso y alto mandó a esta muy Noble y Leal Ciudad de Sevilla renovar estas letras...'. Así que los versitos 'y un barbero me alegró con su gracia y su guitarra' parecen ser de la cosecha del redactor anónimo, de 1856.


¿Y si hubiera existido? ¿De dónde era Cascarillas? ¿Sevillano? En Cádiz nos dejó hace un año José Vargas Fernández 'Cascarilla' quien, junto a Bendito y Conchita, diera la vuelta al mundo en Los Gitanillos de Cádiz; cantaor de vasta estirpe flamenca, como sentencia Barberán.

* Aquí el encabezado del relato, tiene miga pa rabiar


Qué años aquellos los del Planeta, cuando se introdujo en el barrio de la Macarena la moda de cantar en fino o con perfiles entre la gente de neta y nota.

viernes, 25 de octubre de 2013

350 guitarras españolas en Ohio en 1856

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El anuncio lo dice bien claro, el mejor instrumento para acompañar la voz es la guitarra española. En 1856 llegaron 350 a Warren puestas a la venta a 23 $ cada una. Warren se encuentra en el estado de Ohio, equidistante entre Nueva York y Chicago.

Western Reserve chronicle (Warren, Ohio) 8/10/1856
Traducción + - La guitarra española se usa cada vez más por aquellos que tienen buena voz y desean el mejor acompañamiento del mundo, porque no hay para una buena voz sonido más dulce elegante que el de la guitarra. Acabamos de recibir un buen cargamento, cerca de 350 a 23 dólares. En la Librería y tienda de Música Adams.

En enero del año anterior el mismo periódico comenta cómo la guitarra se había introducido en la sociedad. Se vendían tres modelos, una fabricada por William Hall e hijos, la española y la alemana

Western Reserve chronicle 3/1/1855
Hace unos años no era normal ver a un caballero o una dama acompañarse con la guitarra pero la popularidad del instrumento ha crecido hasta el punto que no hay familia con alguna pretensión musical en el que uno de sus miembros no la toquen. Los precios entre 3? y 30 dólares. También hay cuerdas de las mejor calidad. La fecha de 19 julio supongo que será de 1854.

La que liaron con la guitarra española los norteamericanos no está en los escritos

sábado, 19 de octubre de 2013

Isadora Duncan por alegrías de Antonio Bilbao

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Estampa 2/4/1929

Navegando me perdí por esos papeles de Dios, y me topé con la gran Isidora Duncan bailando por alegrías, tratando de recrear el estilo de otro grande, Antonio Bilbao. El relato, aunque sin firma, podría ser del poeta modernista Primitivo Herrera quien escribe otro artículo en la misma página del periódico Baleares, en mayo de 1923. Aunque el sucedido al que se refiere ocurrió en Nueva York en 1916, Isadora había visto bailar a Antonio en París en la sala Lajunie de Montmartre unos años antes.



Baleares 15/8/1923 

El 8 de octubre de 1914 leemos esto en La Correspondencia de España


Así que lo más probable es que el encuentro fuera en el estreno parisino de 1912

La Unión Ilustrada 25/2/1912

martes, 15 de octubre de 2013

El Fandango Rondeño en 1831

4 comentarios:
Que la rondeña es crucial en la cristalización del repertorio flamenco no cabe duda, tanto las diferentes tonadas así nominadas, como el toque característico que confluyó en el gran Ramón Montoya.

La duda llega cuando planteamos su origen, son cantos de Ronda o de rondar. Lo que si sabemos es que tienen en Málaga la cantaora su trono. Hoy traemos una noticia de 1831 que anuncia el baile de un fandango rondeño intermediando la comedia y el sainete final que se dará en el madrileño Teatro de la Cruz.

Diario de Avisos de Madrid 5/5/1831
Cuatro años después, en 1835, se anuncia de nuevo en el Cruz aquel fandango rondeño.

La Revista Española 21/6/1835

Soy de la opinión, y así lo he hecho público en este blog en más de una ocasión (123 y 4), que el fandango antiguo, menor y bailable, proporcionó a la guitarra soleaera más de una variación. El moderno, lo que hoy conocemos como fandango, cristaliza principiando el siglo XIX como cantable en modo mayor interludiado por variaciones del antiguo. La cuadrilla del fandango tuvo como primer espada a la rondeña alternando con la malagueña, pronto la granadina y la murciana tendrían su alternativa.

En los fandangos de concierto grabados por Montoya solo encontramos variaciones en el modo flamenco, mientras que en la rondeña encontramos algunos pasajes que apuntan al cantable en modo mayor.

He aquí una descripción de 1868 de este baile popular español con algunos interesantes comentarios acerca de la música.

La época (Madrid) 11/10/1868

Y lo de que el fandango se baila algo menos animado que el vals, otro punto a tener en cuenta. De nuevo se refiere a la dominante del menor como tónica del modo flamenco.

Si la rondeña, como fandango, es de Ronda o de rondar no lo podemos confirmar, pero al denominarse fandango rondeño bien parece proceder de la hermosa población malagueña. O es que lo llaman fandango rondeño por no decir fandango de rondar. Seguiremos indagando.

jueves, 10 de octubre de 2013

Viva Madrid, que es la corte

3 comentarios:
Fachada de Villa Rosa (detalle)
A estas alturas no voy a descubrir a nadie la importancia que Madrid ha tenido en la historia del flamenco. Con el fomento del sentimiento nacional en las diferentes Españas, Andalucía, cuna indiscutible del cante, ha hecho suyo el género, eclipsando una ciudad tanto o más importante que Sevilla, Málaga o Cádiz, en lo que a la práctica del cante, toque y baile flamencos se refiere. Y eso durante el último siglo y medio, es decir, desde que nació. La investigación en hemerotecas así lo viene confirmando. Desde que Blas Vega nos lo puso en suerte algunos hemos seguido faenando sobre el complicado temita de los Madriles y el flamenco.

Que en la villa de Madriz residiera la corte propició que en sus calles y plazas, pero sobre todo en las tablas de los teatros, la actividad musical y de baile fuese continua y muy del gusto de la variopinta población.

Roberto Castrovido Sobre el teatro Nacional
La Voz 5/3/1927
Desde mediados del XVIII dos teatros se centraron en el género castizo, el de la Cruz, sito en la calle del mismo nombre y hoy desaparecido, y el del Príncipe, también en la correspondiente calle, hoy plaza de Santa Ana (desde 1849 Teatro Español). Las compañías que competían por los gustos del público se alternaban en esos teatros, una temporada una en La Cruz, la siguiente en el Príncipe, y así durante más de medio siglo.

En esos escenarios se cultivaron muchos de los cantos y bailes del pueblo, vestidos de ópera cómica, pero interpretados por los artistas más cañís de entonces. Fandangos, polos, tiranas, seguidillas de todas clases, majas y boleras, jotas era su principal repertorio. Osea, la base de cualquier música hispana.

Lugar donde estaba el Teatro de la Cruz,
se derribó en 1859 para enlazar Sol con la Plaza del Ángel
Siempre que visito el Español intento abstraerme y revivir el ambiente de aquel Madrid moreno. Cruzo el callejón del Gato, llego a Espoz y Mina y me paro ante la fachada pintada que recuerda donde estuvo el Teatro de La Cruz.

Es el barrio de las Cortes, y el de los cantos y bailes, sobre todo andaluces, de La Caramba, el de Petra Cámara, la Nena Perea y Pepita Vargas, plagado de cafés y academias de baile. Barrio del arte tendría que llamarse.


Los flamencos siempre han estado más escorados hacia Lavapiés y Latina, pero los mejores escenarios se encontraban entre Atocha y la Carrera de San Jerónimo.

sábado, 5 de octubre de 2013

Flamenco, género de ida y vuelta

3 comentarios:
Desde casi siempre, cuando se habla de flamenco atlántico los focos se centran en La Habana y el Río de la Plata, dejando de lado plazas tanto o más influyentes, Veracruz, Lima.

Veracruz

Ya nos referimos a los sones jarochos en una entrada que parece inspirada por éste fragmento de un artículo anónimo de costumbres y trajes nacionales

La Jarochita, El museo mexicano 1844, p. 249

Sones españoles, del interior y propios descompuestos a su antojo (como hacemos todos). Ahí está otra vez la guanábana, y ¡mira la bamba! y el tapatío, juntitos todos en El museo mexicano de 1844.

México, la Nueva España, y Perú, tierra firme, aportaron zarabandas*, chaconas**, fandangos, jarabes, sones jarochos, proporcionando compás y armonía para acompañar el cante que duele. Este proceso de siglos llevó consigo una ralentización notable del aire original, más orientado a la monodia cantable que al baile. Y no hay que estar muy ducho para afirmar que, si el fandango del XVIII (menor y bailable) tiene mucho de indiano, también lo tendrán las cientos de variaciones que sirvieron de soporte armónico-rítmico nada menos que a soleares y seguiriyas.

Puerto de El Callao, Perú

Creo que en hispanoamérica está anclada una buena porción de la tradición de acompañar a lo barbero (técnicas de pulgar y rasgueo). No hay más que ver las alzapúas del tres o la bandola venezolana. Por no hablar de la mano izquierda***.


La Habana

Cuando Estébanez Calderón afirmó que 'En vano es que de las Indias lleguen a Cádiz nuevos cantares y bailes de distinta, aunque siempre de sabrosa y lasciva prosapia; jamás se aclimatarán si antes, pasando por Sevilla, no dejan en vil sedimento lo demasiado torpe y lo muy fastidioso y monótono a fuerza de ser exagerado', la flamencología lo tomó al pie de la letra.

Bahía de Cádiz

Llevan los neoflamencos medio siglo introduciendo en su música instrumentos de la más diversa procedencia, preferentemente norteamericanos, norteafricanos, árabes e indios. Pero el que se ha colado sin enterarnos casi ha sido el cajón peruano. O el tres cubano de Raúl Rodríguez. ¿Por qué será?


Puerto de Sevilla

Llevo años estudiando el vil sedimento al que se refiere El Solitario. En 1989 llegué diciendo que el flamenco es un género de ida y vuelta y me llamaron de todo****. Un cuarto siglo después empieza a asomar, tímidamente, cierta apertura hacia lo americano como algo más que la linda mulata bailando el tumbao de un tambor, entelequia que naturalmente lo sitúa lejos de la gravedad jonda. Y eso que Jonduras está en Centroamérica.

* Panamá 1539
** Algunos la hacen peruana, digamos mejor potosiana. Así lo cantó Lope de Vega en El amante agradecido (1602):
Vida bona, vida bona
y esta vieja es la chacona
de las Indias a Sevilla
ha llegado con la posta
*** que del zapateo ya hablé y me cayeron encima. Ni hablar del cajón peruano comparándolo, por ejemplo, con el sitar.
**** Cádiz y La Habana como puertos de transculturación. Actas del Congreso de Musicología Ibérica. Lisboa, Junio 1989.